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1 mars 2022 2 01 /03 /mars /2022 16:29

 

Saturino Ibongo Iyanga

Héroe y mártir de Guinea Ecuatorial

 

 

Héroe y mártir

 

Tengo para mí que el homenaje eterno que Guinea Ecuatoral rinde a uno de sus hijos eméritos, Saturnino Ibongo Iyanga, empezó el mismo día de la proclamación de la independencia el 12 de octubre de 1968, cuando con su puño y letra firma el ACTA de la independencia de nuestro país en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York el 7 de julio de 1968. Desde entonces este hombre poco común entra en la historia como uno de los padres de la patria guineana. Su vida fue muy breve, pero brilló en el cielo guineano como una estrella fugaz, trazando una trayectoria estelar en el firmamento africano. De esta manera Ibongo anuncia el despertar de África y su liberación, pero como Moises en la Biblia, Saturnino nunca gozará de la libertad guineana. Pocos meses después, el 5 de marzo de 1969 el héroe guineano fue asesinao en la Cárcel Modelo de Bata. Así lo recojo en mi novela “Se fue la independencia”

Así como llegó la independencia de Guinea Ecuatorial, como un hijo único, divino y maldito, también se fue de Guinea. Aquel hijo no deseado llegó sin ruido, sin dolor ni parto, porque se engendró apaciblemente, con engañosa tranquilidad. Con la mar em calma, esa calma muda y bestial que precede a la tempestad cuando llega el terrible vendaval. Por eso Saturnino Ibogo Iyanga, uno de los padres de esa independencia, soltó su famosa frase cuando dijo “nos ha salido todo tan bien que el futuro me estremece”. Una frase histórica que pronunció un día de noviembre de 1968. Era otoño en Nueva York cuando todavía se celebraba el triunfo de la independencia negroafricana en las Naciones Unidas. En los albores de la libertad, el joven político guineano vaticinaba ya, insconcientemente, su propria desaparición. Fue un acto surrealista; tras su muerte, su histórica frase se hizo realidad. Fueron los proprios guineanos, por quienes luchó tantas veces, los mismos que le segaron la vida. Ocurrio en una luminosa mañana de Bata, en el patio central de la Cárcel Modelo de la capital litoral, el 5 de marzo de 1969. Le asestaron un golpe em la nuca y murió (Se fue la independencia, ediciones en auge, pg 34-35)

 

El libro “Se fue la independencia” se presentó en Valencia, en el centro cultural afro y librería United Minds el 17 de julio de 2020, en una interesante jornada animada por Deborah Ekoka, una personalidad de renombre en el mundo cultural hispanoguineano, con la participación del historiador Augusto Iyanga Pendi, profesor universitario y también natural de la patria chica de Saturnino Ibongo. Durante el conversatorio que se organizó sobre Mundo y Cultura Ndowe, Iyanga Pendi expuso magistralmente su tesis, un profundo análisis del mundo ndowe que engloba el interior y litoral riomunense impactado por la historia de la tragedia guineana. Me impresionó mucho la ponencia del ilustrado ndowe; su cultura, su oratoria, su verbo. Augusto es uno de los pocos historiadores que hablan sin aproximaciones, se expresa con palabras exactas con fórmulas gramaticales como en las matemáticas. Su impresionante lección de historia me hizo retornar en el pasado, en un estado de metemsicosis, una crisis de “Mibili”. Al lado del maestro orador, mi espíritu se trasladó en tiempos remotos, allá en la Guinea española, en los años 60, en tiempos de la autonomía, más concretamente en Nbini, en Río Benito. Cuando todavía yo era alumno de la Escuela Oficial Miguel de Cervantes Saavedra y tenía como maestros a don Miguel Santos Edjabua, don Miguel Ikaka que era delegado de Enseñanza, don Luís Mitogo Ekang que era militante del MONALIGE (Movimiento Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial) y fue el primer alcalde autóctono de Nbini, asesinado también después de la independencia en la Cárcel Modelo de Bata. En Valencia, escuchando al profesor ndowe, me llegaban todavía frescas las palabras de mis maestros de Nbini a sus alumnos: teníamos que prepararnos para ser mañana “hombres de bien y de provecho” para un futuro halagueño, venían tiempos nuevos, Guinea era una promesa en África...etc. Pero todo se vino abajo, seguía hablando el profesor Iyanga Pendi, la independencia fue un desastre, una tragedia total, en tan solo unos meses de soberanía nacional Guinea Ecuatorial perdió a la mayoría de sus cuadros, a toda su élite intelectual, mentes pensantes y líderes políticos que en vida lucharon por su libertad. Así cayó una de sus mejores promesas: Saturnino Ibongo Iyanga. Héroe y mártir.

 

El ndowe

 

Podríamos imprimir aquí, en esas líneas, la leyenda del mítico ndowe que tuvo un rol histórico en la germinación del Estado guineoecuatoriano y en el advenimiento de su indepedencia. Saturnino Ibongo Iyanga vino al mundo en un día de historia. En un lugar de mito donde caen las olas del mar y se levanta la tierra firme; en una larga playa guineana del litoral riomunense que se extiende desde Río Campo pasando por punta Cuche, Mbonda, Ngabe, Cabo San Juan hasta el Estuario del Muni. Ibongo nació el 18 de enero de 1937 en el poblado de Ngona-Manga distrito de Bata. Su prima infancia se desarrolla en un universo tropical playero, ahí donde termina la selva y empieza el océano. Entre tierra y mar. Ibongo era un playero de pura cepa, como decimos en Guinea. Reunía las caracerísticas físicas de un buen ndowe, acostumbrado a acariciar con sus pies denudos la fina arena de la playa al caminar junto a la mar. Más tarde, uno de sus grandes admiradores españoles, el periodista José María Massip, escribirá “ ...Caminaba con su andar elástico y ágil, de tigre joven, de diplomático responsable, de político idealista e iluminado”. Efectivamente, durante su infancia, el sol iluminaba las mañanas de su universo tropical, fecundo profundo y rotundo. El padre de Ibongo pudo haber sido el mismo personaje de Ñangüe, en la novela “Matinga, sangre en la selva”, siendo Ngona-Manga el escenario principal del relato, en lugar del poblado de Ndote en Nbini. El progenitor de nuestro futuro héroe nacional era un afortunado hacendado con muchos bienes y esposas, un vicereino costero que Ibongo Iyanga tenía que heredar un día si no le hubieran bautizado y escolarizado. No sin antes un aprendizaje de iniciación al arte y cultura ndowe: la pesca y la mar, el cayuco y la red, el canto del Ivangha y el grito del Mekuyo. De este modo Ibongo fue iniciado en el rito del bueti, como miembro emérito de este sesgo del sincretismo religioso, en el mismo lugar donde nacía el río Ndote. Se inspiró del soplo del mibili donde brotan las aguas saludables del Jandje, allí donde toma sus aguas el río Mikomo. Se fue a Calatrava y visitó la isla milagrosa de Corisco, el fuero eterno del rey Uganda. Se dijo también que la sombra de Ibongo se reflejó el día de su muerte en el Utonde, río mítico donde fluyen interminablemente, camino a la mar, las aguas que hungieron la cabeza del primer rey ndowe. Alli, según la leyenda, el Rey Boncoro cerró como por encanto la desembocadura al Océano Atlántico, para fertilizar las praderas de Biadibe y Eyubu, acabando de esta manera con la gran sequía que había asolado sus tierras. Allí, por primera vez, se oyó el grito del Mekuyo que penetró en la oscura noche y arrancó el alba. Allí, dicen, brotó el canto del Ivangha cuando, entre rayos y truenos, una viuda de la tribu Baseke recogió la cesta de pescado que le envió su marido marino muerto en alta mar. Allí, por fin, llegaban los espíritus ancestrales de Upango, al caer la noche, con el soplo de la brisa a recoger ofrendas y dones de los mortales ribereños de Ngona-Manga (que puede traucirse por Sirena de Mar). Estos son los poderes del mundo ndowe, heredados por Saturnino Ibongo Iyanga cuando sale de su cuna natal del litoral riomunenese. Presto para su destino, Ibongo inicia su larga marcha hacia la libertad guineana, hacia el poder, hasta las Naciones Unidas, hasta Nueva York, hasta los Estados Unidos de América.

 

 

El intelectual

 

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, Experto en derecho internacional y relaciones internacionales por la Universidad de FORDHAM-COLUMBIA-EE.UU, diplomado en Magisterio por la Escuela Superior Santo Tomás de Aquino de Santa Isabel. Aparte de su lengua ndowe materna, Ibongo es hispanófono y habla perfectamente el francés y el inglés. El itinerario académico de Saturnino Ibongo aparece condicionado y predispuesto por sus cualidades naturales y físicas. Deportista, futbolísta, centrocampista del Cultural, el equipo de fútbol de la Escuela Superior Santo Tomás de Aquino de Santa Isabel hoy Malabo. En esa Escuela Superior de Santa Isabel de Fernando Poo, Saturnino Ibongo sale número UNO de su promoción en 1955. Entre 1955 y 1959, ejerce como maestro de “Primera enseñanza” en la Escuela oficial “Generalísimo Franco” rebautizado Escuela oficial Ramón y Cajal. Por oposición, es decir por concurso administrativo, Ibongo es nombrado Funcionario del Ministerio de Hacienda y destinado en la Delegación Foral de Hacienda en Navarra. Un puesto de previlegio y de lujo cuando se considera la geografía de la España de entonces y de hoy. La Universidad de Navarra a la que se matricula el funcionario guineano es una de las más prestigiosas de España y también de las más modernas que empieza sus actividade en el año 1952. Es una institución destinada a formar a la nueva élite intelectual que va a dirigir la España de los años 70 y 80. De allí saldrán numerosos cuadros que integran las filas del Opus Dei y que van a participar, junto a Adolfo Suarez, en el periodo de “Transición Española”, del franquismo a la democracia. Es precisamente en esta entidad universitaria de Pamplona, laboratorio de ideas, que Ibongo se gradua con una licenciatura en Periodismo en 1964, año de la obtención de autonomía en las provincias españolas del golfo de Guinea. Ejercerá su carrera periodística en la prestigiosa agencia española EFE.

 

Son momentos de toma de conciencia de la responsabilidad no solo moral, sino tambien política, que le incumbe no como futuro cuadro, sino como mente pensante del territorio autonómico africano que camina inexorablemente hacia la independencia. Saturnino Ibongo Iyanga, multiplica contactos, establece alianzas, contrae amistades con hombres con nombres, Manuel Fraga Iribarne será uno de ellos. Porque Ibongo está embarcado en el mejor barco posible donde encuentra a sus viejos camaradas de la peña isleña de Santa Isabel, en particular el carismático Atanasio Ndongo Miyono, a quien le falta los dotes académicos del ndowe de Ngona-Manga. Son momentos de mucha reflexion y creatividad para el intelectual ndowe, en particular la teoria del “afroiberoamericanismo” que los guineanos van a resucitar en junio de 1984 en el I Congreso internacional Cultural Hispano Africano celebrado en la ciudad de Bata. Guinea Ecuatorial puente de Iberoamérica hacia África. Una idea de Saturnino Ibongo Iyanga, la anuncia en su primer discurso en la ONU en 1968.

Señor presidente, un grupo de países...para quienes tengo un mensaje especial. Ellos comprendieron nuestra causa. Hablamos el mismo idioma… nos unen lazos culturales muy fuertes a pesar de nuestras dispares experiencias coloniales. En América, nuestra ex potencia colonizadora, España, se fundió y se creó lo que su sociólogo mexicano ha llamado la raza cósmica. Nosotros al participar en el ámbito cultural de la hispanofonía, sin perder nuestra auténtica personalidad africana, la enriquecemos haciendo de ella una de las fuerzas humano-culturales más concéntricas del globo al extenderse sobre cuatro continentes. Esto no puede ser un estribillo lírico. No es una nostalgia; es una esperanza, un ariete para el futuro. Nosotros queremos ser el puente de Iberoamérica hacia África

 

El político

 

Ibongo no fue propiamente un hombre político, fue más bien un profesional, un intelectual, necesitado y reclamado por el mundo político. Algo parecido a lo que le pasó a Manuel Fraga Iribarne en España, también gran amigo de Ibongo. Como don Manuel, don Saturnino tenía que meterse en la política, defender a los suyos que no sabían hablar como él ni tenían el mismo nível cultural y de concimientos como él. El 12 de noviembre de 1968, a los treinta años, Saturnino Ibongo Iyanga pronuncia un discurso de antología que quedará grabado en el libro de oro de las Naciones Unidas. Es la consagración de toda una vida, la expresión de todo un pueblo, la culminación de la lucha de todo un continente. Sólo un hombre de la talla de Ibongo podía realizar tal proeza. Una gesta intelectual que le alza en el palco muy celebrado del poder político, únicamente por su cultura y oratoria.

De ese modo Ibongo será miembro de la Delegación guineana en la Conferencia constitucional por la independencia de Guinea Ecuatorial en la primera y segunda fase, 1967 y 1968, en su calidad de dirigente del partido MONALIGE del que es responsable de Relaciones Exteriores y de su Comité Ejecutivo. Durante la lucha por la independencia fue portavoz diplomático de Guinea Ecuatorial en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, en el Comité de los “veinticuatro” (18 de julio de 1968) en el Consejo de Seguridad, sesiones de trabajo con el grupo AFRO-ASIATICO y en la Asamblea General de la ONU, con intervenciones estelares, brillantes y decisivas que aumentaron la “gran presión” internacional sobre España que en parte facilitaron el proceso de la acesión de Guinea Ecuatorial a la soberanía nacional. Fue designado Primer Embajador Representante de la República de Guinea Ecuatorial ante las Naciones Unidas en Nueva York, donde pronunció el apoteósico discurso “PROYECTO POLITICO Y PROGRAMA DE GOBIERNO” para Guinea Ecuatorial en la histórica Asamblea General de la ONU el 12 de noviembre de 1968. Así hablaba Ibongo:

 

...Nuestras relaciones con España serán amistosas como dos pueblos que han sabido respetarse en la indepndencia… Sabemos que nuesro país no puede residir en la contemplativa esperanza de la ayuda exterior y pretendemos ser los primero en ayudarnos a nosotros mismos desarrollando al máximo nuestros recursos humanos y naturales… La descolonización para el pueblo de Guinea Ecuatorial será incompleta si no va unida a la creación de una sociedad más abierta, más dinámica y más humana… El artículo cuarto de nuestra Constitución señala que todo acto de descriminación racial, étnica, religiosa o que atente a la seguridad interior o exterior del Estado, a su integridad territorial, será castigado por la ley… Nosotros en Guinea Ecuatorial queremos hacer de este pequeño Estado un gran país...”

 

Un discurso que sigue siendo hasta hoy, uno de los brillantes adelantos dialecticos y compromisos pronunciados en las Naciones Unidas, en tan solo 37 minutos. Durante su actuación en la ONU Saturnino Ibongo supo desarrollar y demostrar sus cualidades innatas de liderazo político y dotes de mando. Fue tambie buen estratega. Para su pugna liberadora en la Comissión de la Descolonizazión, el líder guineano supo arroparse de un equipo competente y profesional compuesto de jóvenes guineanos entusiastas altamente formados, flor y nata de la élite intelectual guineoecuatoriana, llamados a tomar las riendas del país que caminaba hacia la soberanía nacional. Eran hombres con nombres: Rafael Evita Enoy, hermano del novelista Leoncio Evita, Tomás Mbuamangongo Malango, Adolfo Obiang Bikó, hermano de Atanasio Ndong Miyono, y José-Secundino Loeri Combá. Este fue el equipo de choque que acompañó gloriosamente a nuestro héroe nacional, Saturnino Ibongo Iyanga, en su apoteósica odisea de la ONU.

 

Junto a otros líderes nacionales, Ibongo elaboró las letras del himno nacional guineano así como también su contribución al diseño de la bandera nacional guineoecuatoriana.

 

Para los analistas y observadores, Saturnino Ibongo Iyanga ha sido una de las grandes figuras africanas del siglo XX.

 

 

Joaquín Mbomío Bacheng

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